Tu verdadera familia





LA VERDADERA FAMILIA

 DE YESHUA


“Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él;
 pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud.
 Y se le avisó, diciendo: 
Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.
 El entonces respondiendo, les dijo:
 ¡Mi madre y mis hermanos son los que oyen
 la palabra de mi Padre y la hacen!
Lucas 8:19

Yeshúa dijo: Que su madre y sus hermanos son aquellos que:

 No solo escuchan la Palabra del Padre, sino que también la hacen, es decir: 


Obedecen


Y la Palabra del Padre es su Toráh,

 son sus mandamientos, es su LEY.


Hay tanto gozo cuando conocemos a personas que aman y obedecen 

la Palabra del Padre, así, sin quitarle ni ponerle. Hablamos el mismo idioma. 

 Es una delicia, tal y como lo dice la Palabra:

 

“¡Mirad cuán bueno y cuán hermoso es habitar los hermanos 

juntos en armonía!” 

Salmo 133

 

 Al decir “hermanos” es porque nos identificamos como 

verdaderos hijos del Padre, y esa hermandad es palpable, 

la podemos sentir en nuestro corazón y nos da mucha felicidad.

 

Pero también la Palabra nos advierte que en el mundo tendríamos aflicción 

y que seríamos rechazados aún por nuestra propia familia.


 ¿Y qué mayor aflicción que

 sentir el rechazo de los tuyos?


No te entienden, ya nada es como antes…

incluso tu sola presencia les llega a ser molesta.

 

¿QUÉ HACER? 


Seguramente ya les has predicado y te han preguntado sobre los cambios

 que han notado en tu persona y tu forma de vivir… 

 Y tú, muy emocionado les has explicado con Biblia en mano,

pero no te escuchan, y te ven “raro”,

te notan "diferente" y te comentan 

que ya no eres el mismo, que has cambiado. 

A tus espaldas también te tachan

  de “fanático” o de “legalista”

te dicen que has caído de la gracia, etc.

Entonces, los confrontas y los acorralas con la Palabra,

mostrándoles toda la verdad y echando abajo las falsas doctrinas.

 Se hace el debate pero al final ellos ya no pueden debatir. 

Entonces, ellos callan y tu piensas:


"¡Por fin! Ahora reaccionarán y al fin 

verán la verdad!… "


Pero NO. 


Lo único que sucede, es que ahora huyen de ti, 

se ponen nerviosos cuando te ven llegar…

y ahora MENOS que antes, quieren saber ni escuchar NADA

 de lo que TÚ les prediques.

 

Entonces, ¿QUE HACER? 


Muy fácil:


¡YA NO LES PREDIQUES MÁS!

 

 Mejor:


Sé una luz con tu comportamiento.


Se una persona llena de amor, acomídete cuando alguien de ellos 

necesite de tu ayuda, cuida tus palabras y tu testimonio.

 

¡YA NO discutas más…! 

CALLA Y ORA.


 Que la obra no es nuestra, es de nuestro Adon.

 Y muchas veces no somos profetas en nuestra propia tierra. 

Otros que no te conocen, si te escucharán con un corazón dispuesto.

Y en cuanto a tus amados...

No te desesperes, mientras tanto, llénate de la Palabra, 

prepárate, estudia y ora por ellos.

Con el tiempo tus amados vendrán y te preguntarán 

con ganas de saber más, y querrán tener la paz que tú tienes. 


Seamos sabios 


El enemigo es el que viene a robar, matar y destruir.

 ¡No lo permitamos!

 El amor lo vence TODO.



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