El Desierto y el maná

 


מדבר “Midbar” 

es la palabra hebrea para

 “Desierto”

 

El desierto es un lugar seco, sin agua y con temperaturas extremas. Es un lugar

 inhóspito y también peligroso, ya que incluso puede causar la muerte

 para aquellos que lo transitan sin estar bien preparados.


Un desierto también es un lugar en donde no hay pueblos, ni gente…no hay sustento,

 no hay nada.

 

Sin embargo, vemos que el desierto juega un papel muy importante para el pueblo de

 Israel.

 

"Los saqué, pues, de la tierra de Egipto y los llevé al desierto"

Ezequiel 20:10

 

 ¿Porqué?

 

Porque el desierto es el mejor lugar de transformación.

Es el instrumento que el Eterno usa para nuestro bien.

 

El desierto es el lugar o la etapa de nuestras vidas en donde nuestro

 Padre Eterno nos prueba, pero al mismo tiempo nos da: “Su Palabra” fortaleciendo nuestra fe para hacernos crecer y madurar. 

 

Fue en el desierto donde el pueblo de Israel recibió palabras de vida.

 

“Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel

 que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras

 de vida que darnos”

Hechos 7:38

 


 La palabra "desierto" que es “MidBAR מדבר” 

tiene su raíz en 

 “DaBAR דבר” que es “Palabra”.


 Es su Palabra durante el desierto de nuestras vidas la que nos transforma.


Antes de entrar a la tierra prometida, el pueblo de Israel debía pasar por el desierto,

 y leemos que el plan no era que se quedaran ahí por tanto tiempo, sino que fue

por la murmuración, quejas y desobediencia de ellos que ese tiempo se alargó.


 ¿Que aprendemos sobre ésto?


Que entre más nos quejemos, reclamemos o nos lamentemos, sintiendo que somos las víctimas, pero sobre todo, no prestando atención a la palabra, a lo que nuestro Padre quiere decirnos

durante los desiertos de nuestras vidas, más tiempo nos llevará salir de ahí.


El desierto y la falta de recursos mostraron lo que había en el corazón del pueblo

 de Israel.

 


 Ellos habían vivido por 430 años en Egipto (Éxodo 12:40), por lo que, ellos se habían

 alimentado de la cultura de Egipto al grado que sus corazones estaban llenos de

 Egipto... y ese desierto era la manera en que el Eterno sacaría a Egipto de sus corazones.

 

Los desiertos son la disciplina, la formación y el brazo amoroso de nuestro

 Padre celestial, pues es en el desierto en el que vamos a comprobar la presencia, fidelidad y el amor 

de nuestro Padre Eterno para con nosotros, sus hijos.

 


En el desierto no hay nada, por lo que algo muy importante ahí será el "sustento".
 Lnecesidad más urgente: 
El agua y el pan (el sustento).

 

“Y YHVH dijo a Moisés: He aquí yo les haré llover pan del cielo y el pueblo saldrá, 

y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi 

ley (Toráh)o no” 

Éxodo 16:4

 

Ese pan del cielo fue el sustento del pueblo de Israel durante todo el tiempo que

 estuvieron en el desierto hasta que entraron a la tierra prometida.


“Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no 

sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que YHVH les da para comer” 

Éxodo 16:15

 

"¿Man hu? הוּא מָן"

 en hebreo es 

"¿Qué es esto?"

 

Ellos no sabían lo que era y les parecía algo "extraño". Pero sabemos que el Padre; 

tiene su forma particular de responder a nuestras necesidades. Y así como ellos, 

muchas veces nosotros pensamos que sabemos cuál es la solución de nuestro

 problema, pero lo cierto es que el Eterno tiene su manera de contestar.


Él tiene su “man-hú”, su manera especial y sobrenatural de responder a nuestras

 necesidades

 

“Y la casa de Israel lo llamó Maná y era como semilla de culantro, blanco, y su

 sabor como de hojuelas con miel”

 Éxodo 16:31

 

MANÁ: מָן MAN 

Sus letras y sus significados son:

 

"מ MEM" es  AGUA - Fluir

 

"ן NUN" es SEMILLA - Vida

 

Los significados de las letras nos dicen: 

“Fluir de vida”


 Esto nos habla de un alimento tanto físico como espiritual.

Porque YHVH no solo los alimentaba físicamente, sino que buscaba tener una relación día a día con su pueblo para que aprendieran

 a confiar y a depender solo en Él.


YHVH les daba su provisión diariamente.


Él podría haber dado para una semana, 

para lo de un mes o para todo un año, pero al hacerlo cada día, el pueblo aprendió a 

buscar su porción diariamente y a ver un milagro cada semana, pues ese maná  que

se recogía y no se consumía en ese mismo día, se echaba a perder, pero para el día

de shabbat se mantenía en perfecto estado.


Y lo mismo aplica para nosotros hoy en día, pues el Padre nos provee del alimento

 físico pero quiere que tengamos una relación íntima y de confianza

 cada día con Él.

No cada semana o cada mes... Él quiere que lo busquemos diariamente.

 

Y para eso, muchas veces requerimos entrar en el desierto, porque en el desierto

 desaparecen todas las fuentes de seguridad que no sean YHVH.


En el desierto será donde vamos a descubrir que no necesitamos nada de

 lo que pensábamos que necesitamos, sino solamente a nuestro Padre Eterno en nuestras vidas. 

 

Este mundo nos enseña a acumular y a confiar en nuestros esfuerzos, en nuestro

buenl empleo, en los ahorros o en nuestra pensión, pero nuestro Padre quiere y nos

 enseña a confiar solamente en Él y no en nuestras reservas.

 

“Yo los he conducido durante cuarenta años en el desierto; no se han gastado los

 vestidos sobre ustedes y no se ha gastado la sandalia en su pie” 

Deuteronomio 29:5

 

Cuando aprendemos a confiar en nuestro Padre Eterno, cuidamos nuestra 

comunión con Él, guardamos su Palabra y aprendemos a esperar en su respuesta, 

confiando que Él suplirá nuestras necesidades, es cuando el propósito del desierto se cumple en 

nuestras vidas y estaremos listos para entrar a la tierra prometida.


¿Que relación hay entre Yeshua y el maná?

 

“Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: En la tarde sabrán que 

YHVH los ha sacado de la tierra de Egipto, y a la mañana verán la gloria de YHVH” 

Éxodo 16:6

 

Este maná tenía de la gloria de YHVH y eso nos habla de Yeshúa.


 "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad"

Juan 1:14


“ Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá 

para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo” 

Juan 6:51

  

Yeshúa es la provisión y el regalo más grande que nuestro Padre Eterno 

nos ha provisto para tener una relación íntima con El.

Yeshúa es el maná que suple nuestras necesidades en este desierto de la vida.

 

Hoy todavía podemos alimentarnos de ese glorioso maná. Yeshúa es nuestro maná,

 nuestro pan de vida.


"Este es el pan que descendió del cielo, no como sus padres comieron el maná y

murieron. El que come de este pan, vivirá eternamente"

Juan 6:58


Si en este momento te encuentras atravesando algún desierto de tu vida, aprovecha

esa etapa para recibir de la Instrucción del Padre Eterno, la cual es su "Torah"

agradece el sustento con el que Él te provee durante esta etapa y aprende

 a confiar en tu Padre celestial, pues Él es fiel a su palabra y cuida siempre de sus hijos.

No somos los mismos después de salir del desierto....  La transformación suele ser

un proceso doloroso o angustioso, 

pero vale la pena.


Pidamos en nuestras oraciones para que se cumpla el propósito del desierto en

 nuestras vidas.


"Sabemos que Dios obra en toda situación para el bien de los que lo 

aman, los que han sido llamados por Dios de acuerdo a su propósito"

Romanos 8:28


Perlas de la Torah






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