El toque del maestro

 


 EL TOQUE DEL MAESTRO 

 

En cierta ciudad americana se estaba realizando un remate popular:


"UNA SUBASTA",


en la que figuraban una gran variedad de objetos. 


Entre ellos había un "viejo violín" que el subastador 

apenas pensaba que valiese la pena de ofrecer, 

de tan deteriorado que estaba.

 

Pero, de todos modos, lo levantó, y, sacudiendo el polvo,

 anunció con una sonrisa:


- ¡Aquí tienen su oportunidad, señores! 

¿Quién iniciará la propuesta? ¿Cuánto ofrecen por el violín?

 

Una voz al fin respondió con poco ánimo:


-Un dólar


-¿Un dólar, nada más?  preguntó el martillero... y continuó:

- ¿Quién me ofrece dos?

 

Tras una pausa, otro ofreció dos dólares;

 y finalmente un tercero ofreció tres, pero era evidente

 que no había más interés.

 

El subastador estaba justo en el acto de levantar su martillo

 para rematar el violín en tres dólares, cuando en ese momento 

divisó a un anciano de canas que venía avanzando hacia él, y se detuvo.


 El martillo no golpeó anunciando la venta.

En cambio, el anciano pidió permiso para tocar el instrumento, 

y el permiso le fue concedido.

 

Toda la concurrencia observó al anciano mientras ajustaba las cuerdas

 y colocaba el violín en la posición correcta para tocarlo. 


Y luego, tomando el arco, el viejo violinista comenzó a tocar la más 

maravillosa melodía que los oídos humanos jamás hubiesen escuchado.

 

Con singular maestría el anciano continuó tocando mientras su

 audiencia contenía su aliento, fascinada y extasiada.

 Les parecía que estaban escuchando un coro celestial y algunos, 

muy conmovidos, lloraban emocionados.

 

Entonces, el anciano acabó de tocar y le entregó el violín al subastador.

 En medio del silencio y expectación de todos,

 el subastador, con voz suave y casi reverente, volvió a hablar:


 - Señores, ¿Qué me dicen ahora?

 ¿Alguien quiere ofrecer más por este violín?

 

Para sorpresa y admiración de todos en la sala, resonó una voz:


- ¡Mil dólares!. 


Otro postor ofreció dos mil y la puja continuó reñida hasta que

  alguien ofreció tres mil dólares por aquel viejo violín.

 En ese precio finalmente fue vendido.

 

Entre los comentarios que se escuchaban, hubo alguien que preguntaba: 


-¿Cómo pudo el violín cambiar de valor tan fenomenalmente 

en tan poco tiempo?


Y la respuesta dada fue muy acertada: 


-Fue el toque de la mano del maestro.



 Así mismo, como en esta reflexión, también cada uno de nosotros

 hemos sido comprados al más alto precio:

 por la sangre de Yeshua Ha Mashiaj.

 

 En sus manos y a su servicio, guardando su Palabra,

 y perseverando hasta el fin, tenemos un precio incalculable.

 

“Yo soy la vid y ustedes son los pámpanos.

El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto,

 porque separados de mí nada podrán hacer” 

Juan 15:5

 

“Por precio fueron comprados, no se hagan esclavos de los hombres” 

1ª Corintios 7:23

 


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