LA
PALABRA "ORACIÓN" EN HEBREO
La palabra “tefiláh”(תפלה), es la palabra hebrea que se traduce como “oración”,
pero esta palabra va más allá de lo que muchos podríamos entender
como una simple plegaria, rezo o petición.
Para comprender mejor, debemos saber que el verbo “orar” en hebreo es
“Lehitpalel” (להתפלל), que viene de la raíz: (פלל) palal y que se traduce
como “juzgar”.
Es decir que, de manera reflexiva, "orar es como juzgarse a uno mismo"
Vemos que la oración entonces es un acto de introspección, de auto análisis…
ya que nos mueve a observarnos a nosotros mismos, a nuestros pensamientos
y a nuestros actos.
A menudo nuestras oraciones comienzan con alabanza a nuestro Elohim,
incluso podemos orar en voz audible y citar algunos versos de la Escritura,
podemos incluir cantos y en ocasiones cuando estamos entre hermanos,
nuestras oraciones son alegres, confiadas y hasta
ruidosas.
Pero hay momentos en que queremos estar a solas en oración, queremos
“esa privacidad” de la que habla Yeshúa.
“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta,
ora a tu Padre que está en secreto;
y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”
Mateo 6:6
Y cuando llegamos al clímax de la oración ¿Qué decimos?
Nada…
No hay palabras, a veces solo se mueven nuestros labios
o simplemente nos quedamos en silencio.
“Mientras ella oraba largamente delante de YHVH, Elí estaba observando
la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían
sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria”
1 Samuel 1:12-13
¿Por qué después de alabarlo y expresarle cuanto lo amamos…,
de citar versos y expresar lo que hay en nuestro corazón, incluida nuestra petición…
finalmente callamos?
Talvez sea porque entramos a otro nivel de comunicación con el Padre,
porque al principio de la oración necesitamos de nuestra voz para sentir la oración,
para palparla, ya que al comienzo estamos trabajando con nosotros mismos,
con nuestras emociones, con nuestra conciencia…
pero al final, ya no hace falta nuestra voz, la oración va más allá de las palabras
y lo que decimos ya no es tan importante como lo que estamos experimentando
porque sabemos que en ese momento el Padre está escuchando nuestro corazón…
hemos entrado a otra dimensión, en donde ya no son necesarias las palabras
y silenciamos nuestro yo para permitir que Él nos examine y nos
transforme.
Constantemente en la Escritura se nos pide “orar” ya sea por agradecimiento
o por momentos de prueba.
“Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento,
perseveren en la oración”
Romanos 12:12
Y esto es porque la oración es un instrumento que el Padre usa para transformarnos.
Pensamos que la oración puede cambiar al Todopoderoso,
pero es la oración la que nos cambia a nosotros.
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